PESCA EN AGUAS REVUELTAS
En muchas ocasiones nos encontramos en nuestras sesiones dificultades en cuanto al tema del estado del río, en estas fechas que nos encontramos es muy factible que los ríos que solemos frecuentar vayan con mas caudal del normal, es decir que se sufran lo que conocemos como “riadas”, que nos dificultan e incluso nos hacen imposible la pesca en ellos.
En este artículo voy a describir el caso de la pesca en el río Ebro en estas condiciones, en las que el río sufre enormes crecidas de caudal y por lo tanto es imposible su pesca, quedando solamente la opción de pescar en los embalses en este caso Mequinenza y Ribarroja. Allí al tratarse de grandes embalses no nos vemos afectados por la crecida del río en cuanto a la dificultad de pescar con corriente, pero otros factores influyen en las aguas como la bajada de la temperatura del agua del embalse, corriente en el cauce, turbidez del agua, exceso de comida, etc.
Todo esto debido a las constantes subidas y bajadas de nivel que se pueden producir a lo largo de los meses en los que las consecuencias de deshielo, lluvias,… hacen que se produzcan estas variaciones.
Por ello en mí última sesión por estas aguas, decidí apostar por una zona remansada con una gran distancia entre nuestra orilla y el cauce (más de 200 metros) con la intención de pescar en aguas someras y tranquilas resguardadas de la corriente y en las que por el día la temperatura podría ser un poco más elevada en días de pleno sol, además de ser zonas con árboles dentro del agua, lo que propiciaba una zona perfecta para que las carpas desarrollen allí el desove.
Mi estrategia de pesca iba a ser muy sencilla, disponía de 40 horas de pesca y no sabía la actividad de los peces en este momento, por lo que como no tenía ni tiempo suficiente, y el agua estaba aun algo fría para el completo desarrollo de un cebado en poco tiempo, decidí pescar con distintos tamaños de bolsas de pva, cerca de la orilla donde se apreciaba mucha actividad la primera noche.
La estrategia funciono correctamente obteniendo dos peces durante mi primera noche, y uno más al amanecer, durante el día se produjo una gran bajada de la actividad en la cual no tuve ninguna picada.
Visto que por la noche y en el amanecer era cuando los peces mostraban mayor actividad, decidí preparar varios montajes con sus respectivas bolsas de pva, y pellet de sabor krill preparadas para las horas nocturnas. Mi última noche obtuve tres peces más y una picada fallida. Horas después del ya daba por finalizada mi sesión, en la cual tal y como estaba el estado del embalse estos últimos meses me daba más que satisfecho, y esperando con muchas ganas la siguiente sesión allí, que seguro que no defrauda.
En muchas ocasiones nos encontramos en nuestras sesiones dificultades en cuanto al tema del estado del río, en estas fechas que nos encontramos es muy factible que los ríos que solemos frecuentar vayan con mas caudal del normal, es decir que se sufran lo que conocemos como “riadas”, que nos dificultan e incluso nos hacen imposible la pesca en ellos.
En este artículo voy a describir el caso de la pesca en el río Ebro en estas condiciones, en las que el río sufre enormes crecidas de caudal y por lo tanto es imposible su pesca, quedando solamente la opción de pescar en los embalses en este caso Mequinenza y Ribarroja. Allí al tratarse de grandes embalses no nos vemos afectados por la crecida del río en cuanto a la dificultad de pescar con corriente, pero otros factores influyen en las aguas como la bajada de la temperatura del agua del embalse, corriente en el cauce, turbidez del agua, exceso de comida, etc.
Todo esto debido a las constantes subidas y bajadas de nivel que se pueden producir a lo largo de los meses en los que las consecuencias de deshielo, lluvias,… hacen que se produzcan estas variaciones.
Por ello en mí última sesión por estas aguas, decidí apostar por una zona remansada con una gran distancia entre nuestra orilla y el cauce (más de 200 metros) con la intención de pescar en aguas someras y tranquilas resguardadas de la corriente y en las que por el día la temperatura podría ser un poco más elevada en días de pleno sol, además de ser zonas con árboles dentro del agua, lo que propiciaba una zona perfecta para que las carpas desarrollen allí el desove.
Mi estrategia de pesca iba a ser muy sencilla, disponía de 40 horas de pesca y no sabía la actividad de los peces en este momento, por lo que como no tenía ni tiempo suficiente, y el agua estaba aun algo fría para el completo desarrollo de un cebado en poco tiempo, decidí pescar con distintos tamaños de bolsas de pva, cerca de la orilla donde se apreciaba mucha actividad la primera noche.
La estrategia funciono correctamente obteniendo dos peces durante mi primera noche, y uno más al amanecer, durante el día se produjo una gran bajada de la actividad en la cual no tuve ninguna picada.
Visto que por la noche y en el amanecer era cuando los peces mostraban mayor actividad, decidí preparar varios montajes con sus respectivas bolsas de pva, y pellet de sabor krill preparadas para las horas nocturnas. Mi última noche obtuve tres peces más y una picada fallida. Horas después del ya daba por finalizada mi sesión, en la cual tal y como estaba el estado del embalse estos últimos meses me daba más que satisfecho, y esperando con muchas ganas la siguiente sesión allí, que seguro que no defrauda.