Empieza a caer la noche y nos sumergimos en un mundo distinto al que normalmente asistimos en nuestras vidas (en el día a día). Es en la noche cuando los que vivimos esto (carpfishing) como una pasión y un sentimiento, ponemos ese instinto por que no (animal) y agudizamos el oído al mil por mil, la vista como la de un lince, y los pies de repente se vuelven algodones, (no se nos escapa ni el mínimo detalle) es cuando entramos de lleno y sentimos la naturaleza.
Ese silencio que nos hace escuchar cantos y sonidos a veces tan extraños que en el día a día nuestro, en cualquier lugar en un momento determinado pasan totalmente desapercibido. Es cuando nos unimos al entorno y formamos parte de él. Roedores pasan a sus anchas por nuestros puestos como si formásemos parte de su hábitat pero en esta ocasión sin miedo, más tranquilos entregándose a una unidad entre ellos y nosotros, búhos por que no, posados a escasos quince metros, aves durmiendo cerca pero atentas también, y nosotros disfrutando de todo esto de lo que la noche nos ofrece, las conversaciones se vuelven inacabables (disfrutando la compañía) tertulias en voz baja y todos pendientes de ese momento tan espectacular que es como no, el sonido de la alarma.
Todo en ese momento, todo lo anterior desaparece y llegó el momento de romper ese silencio y de disfrutar el momento más explosivo que no es otro que la arrancada de la alarma y que como no, que bien suena en el silencio y oscuridad de la noche. Una noche sin dormir con buenas capturas y varias... hacen que la noche sea algo mágico hasta que su amigo de compañía (el día) la va empujando hasta hacerla desaparecer y terminar ese gran momento de silencio y oscuridad...