Desde siempre los pescadores españoles hemos tenido la mala costumbre de utilizar hábitos como el hablar mal de los demás por las fotos, aunque sea sin conocerlos, de tener envidias hacia personas que tienen buenos resultados, sin pararnos a pensar el tiempo y sacrificio con amigos y familiares que le pueda causar ese éxito en sus sesiones, además de el pisarse puestos, espíar a donde va tal y cual etc.
Cantidad de veces las que estas con un pescador en la orilla abre el face y ve una foto de algún conocido de la zona, en vez de fijarnos en si la imagen es bonita, el pez es chulo, lo primero que a muchos españoles les viene a la cabeza es omitir ese pez y persona y fijarse en lo que hay detrás, a ver si se sabe que puesto es y donde la ha sacado, en fin.. cosas que distan mucho de una afición sana y respetuosa, que es lo que me enseñaron a mí, no solo el respeto por el medio sino por todo lo demás que involucre y envuelva mi pasión.
Hace unos meses nuestro futuro se empezó a tambalear con la llegada inoportuna de la Sentencia del Tribunal Supremo que incluía a la carpa como especie invasora, y podía hacer que la vida de nuestro ciprínido mas querido fuera colmándose como si de un lago en plena sequía se tratase. Ahí cambió nuestra actitud, pescadores de todas las modalidades, cazadores, cangrejeros, etc, nos pusimos de acuerdo en unidad para reivindicar nuestros derechos, para dar a conocer el amor por la naturaleza y las especies que defendemos, y como grupo conseguimos dar una imagen de serenidad, valentía y responsabilidad que muchos grupos de cientos de miles de personas quisieran tener.
Contento con esto, intentaba no ser incrédulo y reafirmar que todo lo que fuera en adelante después de esto sería unidad, evolución en cuanto a valores y respeto por los demás, pero nuevos pasos atrás me indicaron que todo esto era un oasis repentino que mi cabeza había formado.
Llega el momento de las elecciones y otra vez otra cosa tan personal, individual y en la que nadie tiene más razón que el otro, que la verdad verdadera o universal no existe, y que cada cual con su vida, situación e historia personal estará haciendo bien con lo que decida, nos echamos los trastos encima, intentamos imponer cosas a los demás con imágenes y parrafadas en las redes sociales, y se ven descalificaciones y palabras que deberían de sobrar en cualquier párrafo. Con esto y alguna que otra cosa, la unidad conseguida da paso a nuevas divisiones, que como una pesadilla que siempre vuelve empieza a devolvernos a la cruda realidad.
Y es que las redes sociales pueden ser tan buenas que destrozarían cualquier grupo firme en cuestión de segundos.
Cantidad de veces las que estas con un pescador en la orilla abre el face y ve una foto de algún conocido de la zona, en vez de fijarnos en si la imagen es bonita, el pez es chulo, lo primero que a muchos españoles les viene a la cabeza es omitir ese pez y persona y fijarse en lo que hay detrás, a ver si se sabe que puesto es y donde la ha sacado, en fin.. cosas que distan mucho de una afición sana y respetuosa, que es lo que me enseñaron a mí, no solo el respeto por el medio sino por todo lo demás que involucre y envuelva mi pasión.
Hace unos meses nuestro futuro se empezó a tambalear con la llegada inoportuna de la Sentencia del Tribunal Supremo que incluía a la carpa como especie invasora, y podía hacer que la vida de nuestro ciprínido mas querido fuera colmándose como si de un lago en plena sequía se tratase. Ahí cambió nuestra actitud, pescadores de todas las modalidades, cazadores, cangrejeros, etc, nos pusimos de acuerdo en unidad para reivindicar nuestros derechos, para dar a conocer el amor por la naturaleza y las especies que defendemos, y como grupo conseguimos dar una imagen de serenidad, valentía y responsabilidad que muchos grupos de cientos de miles de personas quisieran tener.
Contento con esto, intentaba no ser incrédulo y reafirmar que todo lo que fuera en adelante después de esto sería unidad, evolución en cuanto a valores y respeto por los demás, pero nuevos pasos atrás me indicaron que todo esto era un oasis repentino que mi cabeza había formado.
Llega el momento de las elecciones y otra vez otra cosa tan personal, individual y en la que nadie tiene más razón que el otro, que la verdad verdadera o universal no existe, y que cada cual con su vida, situación e historia personal estará haciendo bien con lo que decida, nos echamos los trastos encima, intentamos imponer cosas a los demás con imágenes y parrafadas en las redes sociales, y se ven descalificaciones y palabras que deberían de sobrar en cualquier párrafo. Con esto y alguna que otra cosa, la unidad conseguida da paso a nuevas divisiones, que como una pesadilla que siempre vuelve empieza a devolvernos a la cruda realidad.
Y es que las redes sociales pueden ser tan buenas que destrozarían cualquier grupo firme en cuestión de segundos.